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Foto : Paco Ferrís |
Valencia (Esp.) No fue la tarde esperada e imagino que la soñada por
Perera y Castella. Tampoco fue la tarde deseada por el público que llenó en
tres cuartos de aforo la plaza. NI por la empresa que presentó el cartel como
un gran evento taurino. Categoría tenían los espadas pero quizás para el mano a
mano debieron elegir otro tipo de ganadería más encastada y brava. Las
condiciones de los astados de Zalduendo, todos ellos muy justos de fuerzas y de
raza, dieron al traste con las esperanzas de los aficionados por ver una tarde
de rivalidad, con dos toreros ya maduros, muy valientes y con una estética del
toreo muy auténtica. A toreros tan aguerridos como Perera y Castella,
necesitaban reses con movilidad, con fuerza, con poder y sobre todo, emoción en
sus embestidas. No funcionó la apuesta de la empresa por ofrecer un giro
novedoso a la Feria de Fallas de este año, y el parón en la tendencia de buenas
tardes en Valencia, sufre un duro revés, si contamos la tarde tan peculiar del
domingo y la de este lunes. Finalmente, fue Castella el único que cortó una
oreja al tercer toro de la tarde y no fue por la creación de una obra
extraordinariamente artística, sino más bien, logró el trofeo por la estocada
antológica que interpretó. Exiguo premio aunque posiblemente la estocada lo
valió.
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