Jueves 24 de julio (7ª de abono)

Puerta Grande para Fandi, en tarde donde la faena más torera fue de El Cid

Plaza de Toros de Valencia. Jueves 24 de julio. 7ª de Feria. Lleno. Cinco toros de Manolo González (1º bis) y uno más de Zalduendo (4º bis), correctos de presentación, nobles y con calidad con calidad en conjunto aunque justos de raza. El mejor el 5º, premiado con la vuelta al ruedo. Los banderilleros Alcalareño y David Saugar 'Pirri', de la cuadrilla de El Cid, se desmonteraron tras parear al quinto toro.

Enrique Ponce, saludos tras aviso y bronca.
El Cid, silencio y oreja con petici
ón de la segunda.
El Fandi, oreja con petición de
la segunda en ambos.

Valencia (Esp.).- Puerta Grande para David Fandila El Fandi en Valencia que sin duda ninguna la obtuvo después de una tarde en la que el público valenciano se empeñó desde el comienzo, en sacarlo a hombros, y hasta que no lo logró, no paró. El público que llenó en su totalidad el aforo del coso para ver a Ponce, El Cid y El Fandi en el tercer cartel importante de la feria, anduvieron durante todo el festejo enfandilados con el granadino y por ello, le concedieron los máximos honores haciendo uso de su voluntad soberana y concediendo una oreja en cada uno de sus oponentes. Premio que destacaba sobre todo el toreo de capa y con las banderillas de Fandi ya que después, en la muleta y salvo momentos muy contados en el tercero de la tarde, David no lo terminó de ver claro o al menos no lució con la claridad y contundencia de las que siempre hace gala mientras desarrolla su lidia. Al menos, a él hay que agradecerle que trajera después de dos tardes de mosqueo general, la alegría a lo tendidos, sobre todo con un tercer toro al que, si bien le faltó fuerza y raza, lo cuidó desde el principio y le cuajó un tercio de banderillas, fácil, en el que exhibió de nuevo sus pletóricas facultades, poniendo al público de su parte. Después, en la muleta, el diapasón emotivo de la lidia cambió y Fandi no pasó de bullidor con las telas logrando en algunos momentos templarse en el toreo en redondo. De más a menos en interés y emoción, la faena terminó con unos alardes encimistas que enardecieron a un público entregado, lo que propició la petición y concesión del trofeo. En el que cerraba plaza su actuación fue muy similar. Salió Fandila en este sexto a redondear una tarde que se le había puesto de cara y por ello lo recibió de rodillas en las tablas ganándole terreno hasta rematar en los medios con torería y garbo. Toreo templado y de muñecas bajas que con suavidad logró alcanzar uno de los momentos más elegantes de su actuación en esta tarde. En banderillas explotó de nuevo Fandi, esta vez con mayor ímpetu, autoridad y convicción, gracias al buen tranco del animal que codicioso y alegre acudió a los cuatro embroques con el granadino. Clavó pares intercalando moviolas, pares de dentro a fuera y por los adentros -muy arriesgado este último- que enloquecieron al público y lo rindió a la causa. Después, con la muleta, volvió a ser otra historia. El toro se paró, embistió con la cara a media altura y Fandi tampoco terminó de verlo nunca claro. Esforzado y valiente, sin apenas lucimiento por ninguno de los dos pitones, posiblemente equivocó el planteamiento de la faena al empeñarse en cuajar el toro en las cercanías, lo que dio al traste con cualquier posibilidad de gustarse con las telas en una media distancia. Rubricó el insulso trasteo de una estocada arriba y a él le fue a parar la oreja con la que abría la puerta grande de Valencia, cumpliendo así, su objetivo.

El que toreó de verdad, en cambio, y dejó la faena de la tarde además de una de las más importantes del ciclo fue el diestro sevillano Manuel Jesús El Cid, con el buen toro quinto de Manolo González. Un astado bien hecho, bonito de hechuras que no peleó en el caballo, pasando inédito por los montados. Se vino arriba el astado en banderillas, propiciando el lucimiento de Alcalareño y llegó al último tercio con emoción en su embestida, además de codicia, recorrido, nobleza, clase y buen son. Ante él, El Cid planteó una faena completa por ambos pitones con series poderosas, de mano baja, templadas, con ritmo, cadencia y sentimiento. Faena artista, siempre a más, que arrancó los olés más rotundos de la tarde, llegando los mejores pasajes con el toreo en redondo y con un tres en uno que hizo vibrar Valencia. Generoso Manuel Jesús con el buen toro de González intentó matar con honores de bravo al astado en los medios, pero pinchó. La estocada arriba al segundo intento, le permitió cortar una oreja de peso. Pero la sinrazón llegó con la decisión del palco al confundir un buen toro con un toro de vuelta al ruedo en plaza de primera. Y vino precisamente cuando le dio la vuelta póstuma a este “Casibueno” de Manolo González herrado con el nº 122 y de 525 kilos. No se comprende como ni los asesores artísticos del palco frenaron el despropósito del presidente pues nunca se debe dar un premio póstumo tan importante, si la res ni siquiera ha peleado con dignidad y bravura en el caballo. Con esta decisión pareció más bien que el usía quiso hacer las paces con Valencia después de ser él, el protagonista de la tarde de Juli en la que el ganado fue un autentico y lamentable saldo. Una lástima para el prestigio del coso. Y antes de la faena importante de Cid con el quinto, ante el segundo de la tarde, también manejable aunque justo de raza y calidad, el sevillano solo pudo estar pulcro y aseado cuajando muletazos sentidos por momentos, pero que tampoco cobraron relieve por la escasa transmisión del toro, diluyéndose a medida que pasada el tiempo cualquier posibilidad de triunfo.

Finalmente el valenciano Enrique Ponce, que hacia su segundo paseíllo en esta feria, vio como pasó inédito por Valencia después de corresponderle una mal lote. Con un primer toro desrazado aunque noble, Ponce trató de encelar al toro en la muleta y de ese modo, sólo en sus manos sirvió para lucir elegantemente su toreo a media altura y en un medio recorrido de la res. No terminó de alzar el vuelo la faena por la falta de transmisión del toro lo que obligó a firmar un intermitente trasteo en que el lucimiento surgió solo en algún muletazo suelto. Mató defectuoso y saludó cortésmente a una afición todavía entregada. Después, en el cuarto, cambió el signo de la tarde y la actitud del público con su paisano hasta abroncarlo al finalizar la lidia de este toro. Con un sobrero de Zalduendo, justo de raza, casta y manso, al que se le pegó fuerte e injustificadamente en el caballo, Ponce trató de hilvanar una faena imposible. Tardo, cortando el viaje y defendiéndose el toro, éste puso en aprietos al valenciano, lo que le obligó a firmar una faena breve y voluntariosa que no terminó de encajar en un tendido que finalmente se disgustó seriamente con el valenciano.
Texto : Alfonso Sanfelíu

Miércoles 23 de julio (6ª de abono)

Puerta grande para un Cayetano pletórico y entregado


PLaza de Toros de Valencia. Miércoles 23 de julio. 6ª de Feria. Lleno. Toros de Zalduendo, bien presentados en conjunto y justos de raza y fuerza salvo 5º y 6º, con movilidad y calidad en las telas. El banderillero Curro Molina, de la cuadrilla de Sebastián Castella, se desmonteró tras parear al quinto toro.

Enrique Ponce, silencio en ambos.
Sebastián Castella, silencio tras aviso y oreja.
Cayetano, silencio tras aviso y dos orejas tras aviso

Valencia (Esp.).- Con la tarde casi vencida y después de ver como cortaba un trofeo Sebastián Castella en el quinto tras una actuación importante y firme, Cayetano Rivera salió a recibir al que cerraba plaza arreado, fibroso, con ganas de dar la vuelta a una tarde sombría y de poco arte, que no se le podía escapar.

Y convencido de sus posibilidades, hincó la rodilla -como lo hacía el gran Ordóñez- en el suelo y jugando los brazos con señorío y sentimiento, acompasó la embestida del toro de Zalduendo cuajando un vistoso ramillete de verónicas rematadas en el centro del ruedo con una larga cambiada torera y muy templada. Esa fue su declaración de intenciones que hicieron que un publico, rendido a él y sus encantos, le tributara una cerrada ovación. Cayetano asumió a partir de ahí la lidia completa del astado, y con total autoridad fue dándole al codicioso y noble toro, todo lo que éste pedía creciendo en intensidad la obra conforme avanzaba la lidia. Tras brindar la muerte del astado al Soro, comenzó rodillas en tierra un trasteo intenso de más a más. Faena en la que desarrolló un concepto del toreo puro y ortodoxo, moviéndose fiel a sus genes entre el toreo de Ordóñez y la entrega, valentía y el pundonor de Paquirri. Muletazos citando de frente, con la muleta por delante y en la larga distancia, para lucir la embestida del animal, se hilvanaban con pases en redondo de buen trazo, mano baja, temple y ritmo. No regateó esfuerzos a la hora de crear espectáculo con el toro y belleza en su interpretación del toreo, logrando a medida que avanzaba la faena una conexión perfecta entre él, el toro y un publico entregado. Si lucidas fueron las tandas sobre la diestra, al natural también logró pasajes de plasticidad pura y ortodoxa en la que enfrontilado y con la muleta por delante intentó siempre enganchar al toro del hocico y llevarlo hasta la cadera rematando detrás. En ocasiones pudo hacerlo así y en otras quedó en un intento, pero el toreo, no lo olviden los más puros, es también pasión y hoy, en Valencia y después de un festejo aburrido hasta el quinto de la tarde, el publico soltó su pasión y malhumor por lo que había sufrido hasta el momento y optó por emocionarse ante uno de sus ídolos. Cayetano fue listo en esto, y dio una lección del dominio de la escena y del ambiente, dando a todos, lo que en su momento querían. Su entrega en busca de la puerta grande llegó a tal grado que hasta cuando el toro extenuado no embistió, optó por un arrimón entre los pitones redondeando una faena completa y compacta ante un buen toro de Fernando Domecq. El cierre de faena con pases de la firma cerrándose en tablas fueron carteles de toros llenos de temple y después la estocada, derechito como una vela para lograr el doble trofeo. Puerta Grande y una más de las importantes de España, en el esportón de la temporada.

Con el tercero, el zapatito que se coló de rondón entre los seis toros a lidiar muy bonito de hechuras pero que apenas dio en báscula 475 Kg. logró un trasteo insulso, carente de emoción y fondo, a pesar de que el astado se desplazó con franqueza y largura en los primeros compases de su lidia. En la muleta, el torero madrileño hilvanó varias series pulcras y trazadas en línea sin agobiar al toro sobre la mano derecha, que no llegaron al público por la falta de transmisión del de Zalduendo quedando en tono menor su actuación.

Quien también dio una dimensión importante durante esta tarde, con un lote de toros manejable, fue el francés Sebastián Castella. Él fue el auténtico artífice que encarriló el triunfo de Cayetano predisponiendo al público para el triunfo, con una buena actuación ante el otro toro que sirvió, el quinto. Con éste, Sebastián Castella lo lidió de salida con temple, mano baja y suavidad en las muñecas que descubrieron el buen fondo noble y con clase del animal. A más el toro durante el segundo tercio, en el que se desmonteCurro Molina, el diestro luso comenzó su faena con pases cambiados en el centro del ruedo poderosos, vibrantes y entregados que dieron paso a varias tandas en redondo llenas de temple, dominio de las distancias, las alturas de los engaños y del toro. Codicioso como fue el de Domecq, poco a poco cuajó un trasteo lleno de sentimiento en el que llegó a gustarse sobre todo con la diestra. También lo intentó después al natural y lo logró, componiendo una faena completa por ambos pitones con momentos de toreo que alcanzaron cotas artísticas muy altas. Cuando se acabó el toro, optó por el arrimón metiendo miedo al respetable en un control absoluto de la escena y de la faena, redondeando así una actuación muy interesante y templadamente poderosa que fue premiada con la oreja. Con el primero de su lote, fue otro cantar. Más flojo que el quinto, también tuvo nobleza y clase, lo que sirvió para que el diestro cuajara una faena cimentada en la exposición, la valentía y la serena entrega. Parado como acabó el toro remató su obra con el toreo de cercanías y un pésimo manejo de la espada.

Finalmente el más veterano, Enrique Ponce, no tuvo opción alguna durante toda la tarde. Ante un toro flojo, parado y deslucido, protestado también de salida, el diestro no se complicó y abrevió la faena, lo que la gente le recriminó. Y con el cuarto, uno de los toros más cuajados de todos los lidiados, nada pudo hacer. Tesonero y esforzado trató de robar muletazos y ligar pases en redondo sin cobrar relieve su actuación por la endeblez y sosería del animal.

Texto : Alfonso Sanfelíu






Martes 22 de julio (5ª de abono)

Perera triunfa rotundamente mientras se le niega la puerta grande valenciana

Plaza de Toros de Valencia. Martes 22 de julio. 5ª de Feria. Tres cuartos de plaza. Dos toros de Santiago Domecq (2º y 5º), dos más de Ana María Bohórquez (3º y 4º), uno de García Jiménez (1º) y uno más (6º bis) de Lagunajanda. Inválidos, desrazados y deslucidos en conjunto salvo 3º y 6º, con algo más de fuerza y clase.


El Juli, leves pitos y silencio.
José María Manzanares, leves palmas y silencio.
Miguel Ángel Perera, silencio y oreja con fuerte petición de la segunda.

Valencia (Esp.).- Mudo, incrédulo y desolado se quedó, apoyado en la barrera, Miguel Ángel Perera, cuando vio cómo se le cerraba la puerta grande valenciana, de una manera tan injusta y tras haber cuajado una gran tarde de toros en la que hizo crujir el coso de la calle Játiva en la quinta de su Feria de Julio.

Hasta la muerte precisamente del quinto de la tarde, salvo el lidiado en tercer lugar que le cupo en suerte también al extremeño, el festejo andaba por los derroteros de acabar en una trifulca -justificada- contra todos los implicados en la organización de la corrida. Y esta vez el público, soberano, el que pasa por taquilla, tenía razón porque el encierro, visto desde el aspecto ganadero que es al fin y al cabo la materia prima sobre la que se sustenta el espectáculo, resultó infumable por comportamiento y por presentación. Para olvidar y pedir daños y prejuicios, así como responsabilidades, a todos los implicados en esta tarde: a la autoridad por dejar aprobar a las doce de la mañana una corrida de toros compuesta por varios hierros diferentes que debían ser lidiados por una de las ternas estrella del ciclo. A los veterinarios también habría que preguntarles cómo acceden a aprobar, incluso las reses que saltaron al ruedo, ya que hasta la novillada de Santos Alcalde (por poner un ejemplo) fue mucho mejor presentada y con más trapío que alguno de los toros cabezones que han saltado hoy al ruedo de Santiago Domecq, Ana María Bohórquez, Hermanos García Jiménez y el de Lagunajanda corrido en sexto lugar como sobrero. Astados, en la mayoría de los casos, con cara de chicos además de desiguales de peso y con un trapío muy por debajo de los límites para Valencia. También cabría pedir responsabilidades a los matadores de toros y sus mentores, por propiciar la lidia de estos seis inválidos astados con los que el espectáculo estaba apuntillado y condenado al fracaso desde el principio. Y a la empresa, no lo olvidemos, porque claro está que ella es el nexo de unión y catalizador de todos los intereses que normalmente existen cuando se celebra un festejo de esta categoría.

Julián López El Juli tuvo que soportar durante toda la tarde ser el blanco de las iras de un público muy molesto y enfadado con la presentación y comportamiento de los toros lidiados. El madrileño no tuvo muchas opciones de lucimiento con el primero, por ser inválido y desrazado. Con un público muy en contra, tanto del toro como del torero, Juli dio una lección de responsabilidad y sobreponiéndose a las circunstancias muy adversas estuvo y se mostró muy firme, intentándolo por ambos pitones aún sabiendo que era casi imposible cualquier lucimiento. El cuarto fue otro toro muy protestado de salida por su invalidez, y de nuevo Juli tuvo que pelear contra el toro, el viento y un respetable a punto de amotinarse contra la presidencia y contra el torero. Con un ambiente hostil que convirtió al diestro en el blanco de todas las iras, poco pudo hacer más que buscar un triunfo a todas luces inexistente.


Completaba el cartel, el alicantino José María Manzanares, que estuvo entregado y muy centrado con el flojo segundo, cuajando un trasteo en el que dando la distancia justa logró, por momentos, muletazos de interés aunque carentes de emoción. Con el quinto, también protestado por el público, abrevió Manzanares después de comprobar que realizar el toreo a un toro invalido es una tarea imposible... Vamos que ni Gallito lo podría haber logrado...

Lunes 21 de julio (4ª de abono)

Oreja para César Jiménez y Talavante en el cuarto festejo de feria

Plaza de Toros de Valencia. Lunes 21 de julio. 4ª de Feria. Media plaza. Toros de El Torero, desiguales de presentación, nobles y con clase aunque justos de fuerza y parados en el último tercio.

Vicente Barrera, ovación con saludos tras aviso y silencio.
César Jiménez, ovación con saludos tras aviso y oreja.
Al
ejandro Talavante, oreja tras aviso y ovación con saludos

Valencia (Esp.).- El diestro madrileño César Jiménez volvió a uno de sus feudos predilectos como es la plaza de toros valenciana dispuesto a remontar su temporada y reeditar triunfos anteriores ante una afición que desde siempre lo ha querido. Y así lo demostró desde que se abrió de capa en el recibo al segundo de la tarde hasta que recogió -en medio de una ovación- la oreja del quinto del festejo. Por medio dos faenas de distinto metraje y corte, que refrendaron el resurgir de un torero que lejos de lo que en ocasiones se ha hablado de él, todavía sigue vivo en la temporada y puede dar alguna que otra alegría a la afición de seguir manteniendo el nivel de entrega que demostró en esta cuarta de feria.

Con ambición recibió al segundo de la tarde por verónicas ganándole el terreno con temple, tempo y calma. Y con arrojo, descaro y entrega comenzó la faena en los medios de rodillas citando al toro de largo y cuidando de su embestida por la endeblez del animal. Trasteo de menos a más toreando con un corte muy clásico y luciendo a su oponente de manera generosa, pues el de Domecq tuvo clase y nobleza a raudales lo que posibilitó ver al madrileño roto toreando al natural. La faena comenzó a tomar vuelo según se sucedían las series, logrando los momentos de mayor pureza, redondez y brillantez con las tandas sobre la siniestra templadas, llenas de sentimiento, transmisión y gusto que rindieron a la afición ante Jiménez. Una labor completa por ambos pitones, en las que resaltó el compromiso de triunfo del matador así como su concepto del toreo, atornillado a la arena, enganchando al toro adelante y llevándolo con mimo y tempo hasta la cadera. Incomprensiblemente falló con la espada por precipitarse en el primer encuentro y después, lo echó todo a perder con un pésimo uso del descabello. Sin duda se le escapó un triunfo importante por ese error a espadas. El quinto fue otro noble toro de Domecq aunque venido a menos durante el trasteo. Salió Jiménez a triunfar por todos los medios posibles después de escapársele los trofeos en el anterior toro y con éste, planteó una faena inteligente en la que aprovechó el ímpetu del animal en los primeros compases del trasteo para llevarlo largo, con temple, mano baja y entrega sobre la diestra en muletazos largos y vibrantes. De igual modo se lució al natural aunque con menor intensidad que la lograda con el segundo del festejo. Después, apagado el toro, parado y más tardo, se metió entre los pitones con valentía dándose un arrimón en busca del triunfo. La autenticidad con la que se mostró ante el toro mereció el reconocimiento del público que no quiso ver la estocada defectuosa y premió su actuación -en conjunto- con un trofeo y petición del segundo.

El otro triunfador de la tarde fue el pacense Alejandro Talavante. Paseó una oreja del tercero del festejo después de lograr -ante un toro que repetía con codicia y embestía con mucha nobleza y clase- una faena muy larga por ambos pitones, cimentada sobre la entrega. Faena de altibajos, con momentos de belleza en el toreo en redondo y también al natural, si bien le faltó transmisión tanto por parte del toro como del diestro para que la obra adquiriese mayores cotas artísticas. Después de aprovechar las embestidas más repetidoras, en la primera parte del trasteo, el matador acabó entre los pitones buscando el arrimón y con él, el triunfo. Mató de una estocada entera y a él fue a parar la primera oreja de la tarde. Ante el que cerró plaza, más parado y con poca transmisión, el extremeño acortó distancias muy pronto, planteando una faena en la que toreó muy quieto y firme aunque sin apenas sensación de peligro. Remató de una estocada entera al primer intento pidiéndosele la oreja que finalmente no se le concedió.

Y el valenciano Vicente Barrera, que abría cartel, también estuvo muy próximo a triunfar en el primero de la tarde tras firmar una faena en la que estuvo poderoso y templado. El de Domecq, flojo pero noble, fue cuidado por Barrera en todo momento toreándolo a media altura para evitar que perdiese las manos, y logrando los mayores momentos de brillantez en varias tandas por el pitón derecho. El mal manejo de la espada, al precipitarse al entrar a matar, le privó del trofeo. Con el cuarto, también noble y con clase, cuajó una faena con altibajos que nunca terminó de cobrar relieve pese a su disposición e insistencia. Trasteo de largo metraje e intermitencias, en las que el comportamiento final del toro, deslucido, acabó con cualquier posibilidad de triunfo del valenciano en su plaza.
Texto : Alfonso Sanfelíu

Domingo 20 de julio ( 3ª de abono )

Angel de la Rosa corta un trofeo en tarde importante de José Calvo

Plaza de Toros de Valencia. Domingo 20 de julio. 3ª de Feria. Un tercio de plaza. Se han lidiado cuatro toros de Marqués de Domecq, uno de Lagunajanda (5º bis) y uno de Casa Domecq (6º) desiguales de presentación. 1º parado y deslucido. 2º y 3º con clase y nobles aunque flojos. 4º parado y deslucido. 5º complicado y con transmisión. 6º incierto y complicado

Víctor Manuel Blázquez, silencio y silencio.
Ángel de la Rosa, oreja tras
aviso y dos vueltas tras aviso y petición.
José Calvo, saludos tras aviso y silencio tras aviso.


Valencia (Esp.).- Una vez más la suerte les fue esquiva a los toreros valencianos que abrieron el ciclo de festejos mayores en esta Feria de Julio. Una auténtica lástima porque después de ver torear a Ángel de la Rosa como lo hizo en el primero de su lote, de igual modo que José Calvo protagonizó, sin duda, el toreo de mayor calidad, solidez, temple, mando y pureza que se vio en toda la tarde ante el tercero del festejo, bien merecieron mejor suerte ambos y lograr triunfos más rotundos al final de la tarde.

El primer encierro lidiado en este ciclo juliano, terminó siendo un muestrario de toros de diversos hierros al anunciado ya que sólo se lidiaron cuatro astados, desiguales de presentación, pertenecientes a tan legendario hierro del Marqués, siendo completados con uno de Lagunajanda, sobrero corrido en quinto lugar y otro de Casa Domecq que cerró la tarde-noche valenciana con peligro en sus embestida. Flojos en líneas generales los toros del Marqués de Domecq, fueron parados el primero y el cuarto sin dejar opción prácticamente a lucimiento alguno, y resultaron de mayor movilidad y transmisión el segundo y tercero del mismo hierro, a la postre, los dos únicos astados que posibilitaron ver el toreo en estado puro salido de las muñecas de Calvo y en distinto tono pero con gran clasicismo, el firmado por de la Rosa

Precisamente fue Ángel de la Rosa el que estuvo a punto de salir a hombros por la puerta grande sino llega a ser porque el presidente se puso a contar los pañuelos a la muerte del quinto de la tarde y consideró que no había mayoría suficiente para conceder el trofeo. Si no llega a ponerse tan estrecho el usía, estaríamos hablando ahora de la primera salida a hombros del ciclo protagonizada por un matador de toros, pero la suerte le dio la espalda a de la Rosa y de nuevo tuvo que ver como se quedaba saliendo por su propio pie del ruedo valenciano. Una lástima porque la actuación conjunta del diestro mereció mayores honores de los obtenidos, aunque bien es cierto, que una vez más el público supo ver lo que ocurrió en el ruedo y obligó al diestro a dar dos vueltas al ruedo en desagravio por la negativa del presidente. Aún así, y sin puerta grande en el esportón, Ángel de la Rosa paseó la oreja del noble segundo, tras protagonizar una faena donde lo mejor llegó al natural, con un toreo clásico y templado en la que no terminó de someter del todo al animal porque las fuerzas no le acompañaban. Con habilidad para resolver los inconvenientes de las fuerzas justas de la res, logró cuajar una faena en la que también se lució sobre la diestra, si bien fue en tan sólo dos tandas muy sentidas y entregadas. Pinchó por precipitarse a la hora de entrar a matar, y tras enterrar la espada al segundo intento, a él le fue a parar un merecido trofeo. Después, con el quinto, un toro complicado pero con transmisión, el valenciano logró momentos de lucimiento toreando de nuevo al natural en una nueva faena cimentada en la entrega, la firmeza y la valentía. Estuvo dispuesto persiguiendo el triunfo con ahínco ante un astado difícil pero ello no le desanimó y logró firmar pasajes sobre ambos pitones de buen trazo en algunos momentos y menos vistosos y destemplados en otros. La estocada entera desprendida sirvió para arrancar la petición de trofeo del público, que finalmente no fue concedida por el presidente.

Quien también tuvo en sus manos el triunfo y lo emborronó por el mal manejo del acero en el segundo de la tarde fue José Calvo. Él fue quien firmó el toreo más rotundo, lleno de sentimiento, entrega, buen trazo y pureza de la tarde, al romperse a torear sobre el pitón izquierdo en varias tandas al natural de gran torería. Se olvidó de todo y con uno de los pocos toros que sirvió, hilvanó el mejor trasteo, en lo artístico, de toda la tarde. Faena llena de mando, clarividencia para estar de delante de la cara del toro y convicción de triunfo, que hizo que cuajase también varias tandas en redondo llenas de enjundia y toreo del caro. El pero, imperdonable después de este breve pero intenso trasteo, vino con el pésimo manejo de la espada que dio al traste con cualquier posibilidad de triunfo en forma de trofeo. Y después, con el cerró plaza, volvió a demostrar su vocación torera jugándose el tipo con un toro incierto, mirón, conocedor de lo que se dejaba detrás de la muleta y que de manera aviesa siempre lo estaba midiendo. A pesar de ello, Calvo no le volvió la cara, le plantó batalla y logró cuajar algunos muletazos por ambos pitones llenos de verdad, buen toreo, temple y autenticidad. Emoción en estado puro donde volvió a derrochar firmeza, metiéndose entre los pitones e instrumentando tandas -de nuevo- por naturales de mucha calidad. Esta vez mató de una estocada entera pero el toro tardó en caer, lo que enfrió al público a la hora de solicitar algún trofeo.

Y quien no tuvo la tarde de cara fue el más veterano del cartel, Víctor Manuel Blázquez. Sorteó el lote más deslucido de todo el encierro. Parados ambos toros del Marqués, apenas ayudaron en ninguno de los tercios para que se luciese el diestro valenciano. A pesar de la mucha voluntad que puso, Blázquez no tuvo su tarde.

Texto : Alfonso Sanfelíu

Imágenes del festejo


Viernes 18 de julio (2ª de abono)

Grave cornada de Salvador Barberán en la segunda de feria de Valencia.

FICHA DE LA SEGUNDA DE LA FERIA DE JULIO DE VALENCIA
Valencia. Viernes 18 de julio. 2ª de Feria. Un cuarto de plaza.

Se han lidiado seis novillos de Gerardo Ortega (4º bis)desiguales de presentación, deslucidos en conjunto, faltos de casta y raza y parados en el último tercio.

Salvador Barberán
, silencio en el único que mató.
Dámaso González
, silencio, silencio y silencio.
Vicente Marrero
, silencio tras aviso y silencio.

Vino mal dada la novillada de Gerardo Ortega desde que se desembarcó en los corrales de la plaza pues ya en el reconocimiento veterinario se rechazaron varios novillos, teniendo la empresa que recomponer el encierro con varios animales del mismo hierro para que al final saltase al ruedo valenciano completa. Aún así el conjunto de las seis reses fue muy desigual de presentación y de nulo comportamiento. Ninguno de los seis sirvió de manera clara para el lucimiento de los espadas dando al traste con las ilusiones de la terna. Seis novillos seis, flojos, descastados, bajos de raza que llegaron parados al último tercio la mayoría de ellos, y sin dejar opción alguna a sus matadores para hilvanar faenas dignas de la categoría del coso y de la feria.

Y para más inri, en este segundo festejo, de nuevo sobrevino el percance, esta vez durante la lidia del cuarto bis de la tarde. En ella, el novillero Salvador Barberán recibió un certero navajazo del de Gerardo Ortega cuando éste se encontraba toreando por el pitón derecho. Rápido y con tino, el novillo le alcanzó de pleno en la cara interna del muslo izquierdo propinándole una cornada calificada por los facultativos de pronostico grave y tiñendo de drama la tarde valenciana. Esa fue la verdadera noticia de un festejo en el que -esta vez sí- por culpa del deslucido comportamiento de los astados, ni Barberán en el único que mató ni Dámaso González con su lote ni tampoco Marrero con el suyo, pudieron cuajar trasteo alguno de entidad, silenciándose la labor de todos ellos en cada uno de sus astados.

Con el que abrió plaza, Barberán, tuvo pocas opciones de lucimiento ante un novillo flojo y carente de emoción con el que a pesar de todo, intentó estar pulcro en su interpretación del toreo, citando siempre muy de frente y con la muleta adelantada. Trasteo irregular, muy condicionado por la falta de transmisión del astado, que finalmente fue silenciando. Y después, en el cuarto, quedó inédito al producirse el grave percance en el inicio de faena.

El más entregado de los tres, al menos en el primero de su lote, y que salió con intención clara de querer triunfar en Valencia fue Dámaso González. Desarrolló un concepto del toreo entre el clasicismo y su genética damasista, mostrándose entregado y muy voluntarioso durante toda su actuación con este novillo. Recibió al de Ortega de una larga cambiada que combinó con verónicas y chicuelinas hasta rematar en el platillo de la plaza, descubriendo el animal su mala condición al embestir con la cara alta y saliendo suelto de la suerte desentendiéndose de cualquier cite de su matador.

Aún así Dámaso estuvo inteligente y planteó una labor compuesta por dos partes bien diferencias, una, en la media distancia y al principio del trasteo con muletazos meritorios y templados que se fundió con el toreo de cercanías y encimista de un corte mucho más próximo a la línea taurina de la casa en el final del trasteo. Mostró actitud de novillero dispuesto a intentar conseguir el triunfo, aunque finalmente no pudo ser porque en el quinto, todo el crédito que se ganó en su anterior astado fue dilapidado con una actuación sin argumentos ni sentido.

Es cierto que el quinto fue otro animal sin clase y muy deslucido con el que además el manchego se mostró esforzado pero en demasiadas ocasiones se le descubrió desdibujado y excesivamente encimista intentando aprovechar el poco recorrido del novillo de Ortega sin excesiva convicción por lo que hacía ni mucho mas lucimiento.

Completó el cartel el valenciano
Vicente Marrero que pudo pasear un trofeo del tercero de la tarde de no haber fallado con el verduguillo su subalterno. Lo más destacado lo logró a la verónica, toreando con las manos bajas ante un novillo que repetía pero sin emoción, en el último tercio. Destacó, sobre todo, en unas tandas por el pitón derecho pero ese verduguillo, dio al traste con cualquier posibilidad de triunfo. Y con el que cerró plaza volvió a ser todo entrega, derroche de valor y voluntad ante un nuevo novillo incierto, parado y de imposible lucimiento. Una lástima.

PARTE FACULTATIVO de Salvador Barberán:


El parte médico firmado por los doctores es el siguiente: "Cornada situada en la cara interna del tercio medio del muslo izquierdo de diez centímetros de extensión que interesa piel y tejido celular subcutáneo de dos trayectorias; una ascendente de veinte centímetros de extensión que diseca el fémur posterior con rotura parcial del músculo y adductor mediano y rotura de aponeurosis muscular y otra trayectoria de dirección antero-posterior de diez centímetros de extensión que diseca el músculo sartorio y la vena safena interna. La exploración vascular ha sido normal previa a la intervención y durante la operación se ha supervisado la arteria femoral superficial presentando un buen latido y ausencia de lesiones. Se constanta contusión de la vena safena interna pero no presenta lesiones neurológicas. Pronóstico grave. Trasladado a la Casa de la Salud".

Texto : Alfonso Sanfelíu

Valencia (1ª de feria): Puerta grande para Miguel Gimenez en tarde importante de Tendero, con cogida de El Payo

Valencia (Esp.).- Interés había por ver el arranque de la feria valenciana con un cartel en el que se reunía a dos de los nombres propios del escalafón de novilleros actual, el mexicano Octavio García 'El Payo' y Miguel Tendero acompañados por el local Miguel Giménez, y a pesar del deslucido comportamiento de los astados de Santos Alcalde, la terna puede estar satisfecha con lo hecho sobre el ruedo valenciano porque cada uno en su estilo, madurez y dimensión han protagonizado una tarde de gestos y gestas, lo cual se agradece en tiempo de tanto novillero acomodado.

Tarde de cara y cruz la que se vivió en el coso valenciano, en la que Miguel Giménez salió a hombros tras cortar una oreja en cada uno de sus enemigos, El Payo resultó cogido durante la faena del cuarto toro cuando se la jugaba sin trampa ni cartón ante un novillo complicado, deslucido e incierto y Miguel Tendero dio una gran dimensión del torero en el que está cuajando durante toda la tarde pero que no terminó de rubricar por el mal manejo de la espada.

Cruz que protagonizó el mexicano novillero El Payo al sobrevenirle el percance cuando éste toreaba al natural al cuarto de la tarde. Un novillo de Santos Alcalde parado, sin transmisión y muy poco que torear pero al que El Payo se empeñó en sacarle faena a base de entrega, pundonor y valentía. Hasta el punto arriesgó que en una de las embestidas el animal no erró y de un derrote secó le caló en la región inguinal del muslo izquierdo. Ni se inmutó el enrazado novillero que siguió en el ruedo hasta rematar su actuación en Valencia. Pasando posteriormente a la enfermería. Antes, con el que abría plaza y feria, no tuvo muchas opciones, por ser un animal que rozaba la invalidez y se defendía en cada embestida. Su mal comportamiento, sin transmisión, emoción ni entidad condicionaron negativamente la faena que ha resultado intermitente y anodina.

La cara del festejo fue para el valenciano Miguel Giménez que cortó una oreja a cada uno de sus novillos convirtiéndose así, en el primer triunfador de la feria. A su primero, un novillo muy justo de fuerzas y de raza le realizó lo más destacado toreando al natural. Faena de mucha entrega y voluntad, con chispazos de arte y gusto que fue cuajando en un trasteo voluntarioso, entregado y valiente en la que Giménez puso todo de su parte para conseguir que la emoción que le faltaba al novillo en su embestida llegase de algún modo a través de su tauromaquia al tendido. Sabedor de la oportunidad que se le brindaba con la puerta grande semiabierta, salió en el quinto de la tarde, hasta el punto de recibirlo a portagayola seguido de lances fibrosos, emocionantes y llenos de entrega que enardecireron al respetable. Muy decidido con este astifino quinto, le volteó el animal en varias ocasiones mientras protagonizaba una faena de mucha entrega y firmeza, lo que junto a una estocada entera habilidosa le valió para conquistar el trofeo que le abría la Puerta Grande y lo convertía en el primer triunfador del serial. A la muerte de este quinto también pasó a la enfermería donde fue atendido de varios golpes y una tremenda paliza propiciada por las dos volteretas que le dio el de Santos Alcalde.

Sin embargo, la actuación más importante de la tarde, la más compacta, convincente y madura fue la del manchego Miguel Tendero. El novillero firmó una faena de mucho poder y entrega al tercero del festejo. Un astado que fue el único que transmitió emoción de todo el encierro y al que Tendero cuidó con acierto, habilidad, temple y suavidad para que no se viniera abajo en el trasteo. El de Alcalde embestía mucho mejor por el pitón izquierdo que por el diestro y fue al natural donde el albaceteño se gustó sin desmerecer algún destello poderoso firmado en varias tandas -las únicas que tenía- sobre la diestra. Tenía una oreja en su mano pero lo emborronó todo con el descabello. Un hecho que se repitió con el que cerraba plaza. Novillo incierto y complicado con el que el manchego volvió a dar una gran dimensión, firme, serio y responsabilizado con la plaza y afición ante la que actuaba, consiguiendo dar muletazos de un alto nivel. Una vez más su fallo con la espada le privó de tocar pelo siendo silenciada su labor.
Texto : Alfonso Sanfelíu

PARTE FACULTATIVO del novillero El Payo:

El novillero Octavio García 'El Payo' se encuentra ingresado en el hospital General de Valencia después de la cogida que ha sufrido esta tarde en la plaza de toros de Valencia, cuando el cuarto novillo le ha inferido una cornada de dos trayectorias de pronóstico menos grave. Según el parte médico emitido por los doctores Zaragozá, López Quiles y Carbonell, El Payo sufre "una cornada con orificio de entrada de cinco centímetros localizada en cara superointerna del muslo izquierdo a nivel del triángulo de Scarpa, que interesa: piel, tejido celular subcutáneo con dos trayectorias, produciendo rotura de las fibras del músculo vasto interno ascendente de unos cinco centímetros y otra descendente de cuatro centímetros que también rompe y dislacera las fibras del mismo. Ha sido intervenido bajo anestesia local en la enfermería Zaragozá, Pronóstico menos grave. Trasladado al Hospital General de Valencia".

PARTE FACULTATIVO de Miguel Giménez:

El triunfador de la novillada, Miguel Giménez, también ha pasado a la enfermería tras sufrir varias volteretas en su segundo novillo y ha sido atendido de "un varetazo corrido en la cara posterior del muslo derecho y glúteo del mismo lado. Varetazo en hueco poplíteo izquierdo. Contusión con erosión en pabellón nasal. Contusión con hematoma del cuero cabelludo en la región frontotemporal derecha. Contusiones múltiples. Pronóstico leve".
Imágenes del festejo