Viernes 18 de julio (2ª de abono)

Grave cornada de Salvador Barberán en la segunda de feria de Valencia.

FICHA DE LA SEGUNDA DE LA FERIA DE JULIO DE VALENCIA
Valencia. Viernes 18 de julio. 2ª de Feria. Un cuarto de plaza.

Se han lidiado seis novillos de Gerardo Ortega (4º bis)desiguales de presentación, deslucidos en conjunto, faltos de casta y raza y parados en el último tercio.

Salvador Barberán
, silencio en el único que mató.
Dámaso González
, silencio, silencio y silencio.
Vicente Marrero
, silencio tras aviso y silencio.

Vino mal dada la novillada de Gerardo Ortega desde que se desembarcó en los corrales de la plaza pues ya en el reconocimiento veterinario se rechazaron varios novillos, teniendo la empresa que recomponer el encierro con varios animales del mismo hierro para que al final saltase al ruedo valenciano completa. Aún así el conjunto de las seis reses fue muy desigual de presentación y de nulo comportamiento. Ninguno de los seis sirvió de manera clara para el lucimiento de los espadas dando al traste con las ilusiones de la terna. Seis novillos seis, flojos, descastados, bajos de raza que llegaron parados al último tercio la mayoría de ellos, y sin dejar opción alguna a sus matadores para hilvanar faenas dignas de la categoría del coso y de la feria.

Y para más inri, en este segundo festejo, de nuevo sobrevino el percance, esta vez durante la lidia del cuarto bis de la tarde. En ella, el novillero Salvador Barberán recibió un certero navajazo del de Gerardo Ortega cuando éste se encontraba toreando por el pitón derecho. Rápido y con tino, el novillo le alcanzó de pleno en la cara interna del muslo izquierdo propinándole una cornada calificada por los facultativos de pronostico grave y tiñendo de drama la tarde valenciana. Esa fue la verdadera noticia de un festejo en el que -esta vez sí- por culpa del deslucido comportamiento de los astados, ni Barberán en el único que mató ni Dámaso González con su lote ni tampoco Marrero con el suyo, pudieron cuajar trasteo alguno de entidad, silenciándose la labor de todos ellos en cada uno de sus astados.

Con el que abrió plaza, Barberán, tuvo pocas opciones de lucimiento ante un novillo flojo y carente de emoción con el que a pesar de todo, intentó estar pulcro en su interpretación del toreo, citando siempre muy de frente y con la muleta adelantada. Trasteo irregular, muy condicionado por la falta de transmisión del astado, que finalmente fue silenciando. Y después, en el cuarto, quedó inédito al producirse el grave percance en el inicio de faena.

El más entregado de los tres, al menos en el primero de su lote, y que salió con intención clara de querer triunfar en Valencia fue Dámaso González. Desarrolló un concepto del toreo entre el clasicismo y su genética damasista, mostrándose entregado y muy voluntarioso durante toda su actuación con este novillo. Recibió al de Ortega de una larga cambiada que combinó con verónicas y chicuelinas hasta rematar en el platillo de la plaza, descubriendo el animal su mala condición al embestir con la cara alta y saliendo suelto de la suerte desentendiéndose de cualquier cite de su matador.

Aún así Dámaso estuvo inteligente y planteó una labor compuesta por dos partes bien diferencias, una, en la media distancia y al principio del trasteo con muletazos meritorios y templados que se fundió con el toreo de cercanías y encimista de un corte mucho más próximo a la línea taurina de la casa en el final del trasteo. Mostró actitud de novillero dispuesto a intentar conseguir el triunfo, aunque finalmente no pudo ser porque en el quinto, todo el crédito que se ganó en su anterior astado fue dilapidado con una actuación sin argumentos ni sentido.

Es cierto que el quinto fue otro animal sin clase y muy deslucido con el que además el manchego se mostró esforzado pero en demasiadas ocasiones se le descubrió desdibujado y excesivamente encimista intentando aprovechar el poco recorrido del novillo de Ortega sin excesiva convicción por lo que hacía ni mucho mas lucimiento.

Completó el cartel el valenciano
Vicente Marrero que pudo pasear un trofeo del tercero de la tarde de no haber fallado con el verduguillo su subalterno. Lo más destacado lo logró a la verónica, toreando con las manos bajas ante un novillo que repetía pero sin emoción, en el último tercio. Destacó, sobre todo, en unas tandas por el pitón derecho pero ese verduguillo, dio al traste con cualquier posibilidad de triunfo. Y con el que cerró plaza volvió a ser todo entrega, derroche de valor y voluntad ante un nuevo novillo incierto, parado y de imposible lucimiento. Una lástima.

PARTE FACULTATIVO de Salvador Barberán:


El parte médico firmado por los doctores es el siguiente: "Cornada situada en la cara interna del tercio medio del muslo izquierdo de diez centímetros de extensión que interesa piel y tejido celular subcutáneo de dos trayectorias; una ascendente de veinte centímetros de extensión que diseca el fémur posterior con rotura parcial del músculo y adductor mediano y rotura de aponeurosis muscular y otra trayectoria de dirección antero-posterior de diez centímetros de extensión que diseca el músculo sartorio y la vena safena interna. La exploración vascular ha sido normal previa a la intervención y durante la operación se ha supervisado la arteria femoral superficial presentando un buen latido y ausencia de lesiones. Se constanta contusión de la vena safena interna pero no presenta lesiones neurológicas. Pronóstico grave. Trasladado a la Casa de la Salud".

Texto : Alfonso Sanfelíu