
Puerta Grande para Fandi, en tarde donde la faena más torera fue de El Cid
Enrique Ponce, saludos tras aviso y bronca.
El Cid, silencio y oreja con petición de la segunda.
El Fandi, oreja con petición de la segunda en ambos.
Valencia (Esp.).- Puerta Grande para David Fandila El Fandi en Valencia que sin duda ninguna la obtuvo después de una tarde en la que el público valenciano se empeñó desde el comienzo, en sacarlo a hombros, y hasta que no lo logró, no paró. El público que llenó en su totalidad el aforo del coso para ver a Ponce, El Cid y El Fandi en el tercer cartel importante de la feria, anduvieron durante todo el festejo enfandilados con el granadino y por ello, le concedieron los máximos honores haciendo uso de su voluntad soberana y concediendo una oreja en cada uno de sus oponentes. Premio que destacaba sobre todo el toreo de capa y con las banderillas de Fandi ya que después, en la muleta y salvo momentos muy contados en el tercero de la tarde, David no lo terminó de ver claro o al menos no lució con la claridad y contundencia de las que siempre hace gala mientras desarrolla su lidia. Al menos, a él hay que agradecerle que trajera después de dos tardes de mosqueo general, la alegría a lo tendidos, sobre todo con un tercer toro al que, si bien le faltó fuerza y raza, lo cuidó desde el principio y le cuajó un tercio de banderillas, fácil, en el que exhibió de nuevo sus pletóricas facultades, poniendo al público de su parte. Después, en la muleta, el diapasón emotivo de la lidia cambió y Fandi no pasó de bullidor con las telas logrando en algunos momentos templarse en el toreo en redondo. De más a menos en interés y emoción, la faena terminó con unos alardes encimistas que enardecieron a un público entregado, lo que propició la petición y concesión del trofeo. En el que cerraba plaza su actuación fue muy similar. Salió Fandila en este sexto a redondear una tarde que se le había puesto de cara y por ello lo recibió de rodillas en las tablas ganándole terreno hasta rematar en los medios con torería y garbo. Toreo templado y de muñecas bajas que con suavidad logró alcanzar uno de los momentos más elegantes de su actuación en esta tarde. En banderillas explotó de nuevo Fandi, esta vez con mayor ímpetu, autoridad y convicción, gracias al buen tranco del animal que codicioso y alegre acudió a los cuatro embroques con el granadino. Clavó pares intercalando moviolas, pares de dentro a fuera y por los adentros -muy arriesgado este último- que enloquecieron al público y lo rindió a la causa. Después, con la muleta, volvió a ser otra historia. El toro se paró, embistió con la cara a media altura y Fandi tampoco terminó de verlo nunca claro. Esforzado y valiente, sin apenas lucimiento por ninguno de los dos pitones, posiblemente equivocó el planteamiento de la faena al empeñarse en cuajar el toro en las cercanías, lo que dio al traste con cualquier posibilidad de gustarse con las telas en una media distancia. Rubricó el insulso trasteo de una estocada arriba y a él le fue a parar la oreja con la que abría la puerta grande de Valencia, cumpliendo así, su objetivo.

Finalmente el valenciano
